15 de Julio día del Santo Patrono de nuestro Colegio
“San Buenaventura”
Biografía:
Giovanni o Juan da Fidanza, nació en Bagnoreggio, pequeña ciudad italiana en las cercanías de Viterbo, en el año 1221.
Un hecho milagroso ilumina su niñez como prenuncio de lo que sería su vida. Estando gravemente enfermo, su atribulada madre lo encomendó y consagró a San Francisco de Asís, por cuya intercesión y méritos recuperó la salud. Llegado a los umbrales de la juventud se unió a la Orden fundada por su bienhechor.
Fue Teólogo Franciscano. Ingresó en la orden franciscana y se trasladó a París para completar los estudios teológicos en La Sorbona. En las aulas de la Universidad de París, escuchó las lecciones de los mejores maestros de la época a la vez que atendía con ardoroso empeño a su formación espiritual en la escuela del Pobrecillo de Asís. Durante un decenio enseñó en París con aplauso unánime. Y, cuando apenas contaba treinta y seis años, la Orden, reunida en Roma en Capítulo, le eligió por su ministro general el 2 de febrero de 1257.
San Buenaventura escribió diversas obras teológicas en las que quedaría reflejado su misticismo.
El 15 de julio de 1274, en Lyon Francia, San Buenaventura entregaba a Dios su bendita alma en medio de la consternación y tristeza del concilio, que se había dejado ganar por el irresistible encanto de su personalidad y por la santidad de su vida. El Papa mandó –caso único en la historia– que todos los sacerdotes del mundo dijeran una misa por su alma.
Fue canonizado en el año 1482 por el Papa Sixto IV, el papa Sixto V le otorgó el título de doctor de la Iglesia. Su festividad se celebra el 15 de julio.
Oración escrita por San Buenaventura:
Traspasa dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre solo en amarte.
Haz que mi alma tenga hambre de ti, Pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite.
Oh Jesús, en quien desean mirar los Ángeles: tenga siempre mi corazón hambre de ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor; tenga siempre sed de ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterno, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios: que te desee, te busque, te halle, que a ti vaya y a ti llegue; en ti piense de ti hable, y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; para que tú seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mi riqueza, mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura, mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi herencia, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija y firme e inconmoviblemente arraigada a mi alma y mi corazón.
Amén.